En 1997, en la ciudad japonesa de Kioto, se firmó un protocolo que, simplificando mucho, obligaba legalmente a los países industrializados a reducir un 5% de emisiones de gases de efecto invernadero (gases que aumentan el efecto invernadero, por lo que aumente en exceso la temperatura terrestre) antes del 2012.
Visto con perspectiva, el Protocolo de Kioto se elaboró con una lucidez y generosidad inusuales en las relaciones internacionales. Para empezar, se aceptó que solo los países desarrollados redujeran sus emisiones, asumiendo que los países pobres, que emitían muy poco, no estaban en disposición de reducir nada (más bien al contrario). Además se fijó el 5% como promedio, pero admitiendo que cada país redujera la producción de gases de acuerdo con su situación económica y social.
Para que dicho protocolo entrase en vigor requeriría que se alcanzará el doble 55 (55 países, 55% de gases emitidos del planeta). El primero se superó ampliamente, pero el segundo dependía de Rusia; que con cierta rotundidad, aveces afirmaba que sí y otras que no. Finalmente Rusia sí ratificó el protocolo, el cual entró en vigor el 16 de febrero de 2005.
La actitud más llamativa en el protocolo viene por parte de EE.UU., que rechaza la ratificación de Kioto. Siendo este país el más industrializado y por lo tanto el más contamina en el mundo. Pero también debemos destacar una honestidad por parte de los EE.UU., pues no firmaron, sin rodeos. Sin embargo, España sí firmó, pero no ha cumplido las tasas de emisión acordadas por el protocolo.
EE.UU. han utilizado tres argumentos principales: el cambio climático es una falacia, <<el mayor engaño de todo los tiempos>>, el protocolo supone un atentado contra la libertad, la democracia y la libre competición, y las grandes pérdidas económicas a corto plazo de las empresas estadounidenses.
EEUU y su "el dinero por encima de todo", también llamada CAPITALISMO
ResponderEliminarEstamos rodeados de capitalismo, así es el mundo moderno, atrás quedo la época de, esto es lo que tengo, con esto es con lo que vivo
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