Jerusalén: Una Tierra de Amor
Mateo, Marcos, Lucas y Juan, eran 4 jóvenes amigos que vivían en Jerusalén. Todos trabajaban con sus respectivos padres. Mateo estaba aprendiendo el oficio de recaudador de impuestos, Marcos era aprendiz de carpintero, Lucas era pastor y Juan era pescador.
Los 4 amigos solían pasaban las tardes entreteniéndose a un juego que ellos mismos inventaron. Se formaban dos equipos y marcaban una piedra para hacerla “válida”. El juego consistía en que ambos equipos debían acceder al área con la piedra en su poder para hacer un “tanto”. La piedra se marcaba porque los jugadores podían engañar al adversario cogiendo otra piedra que no fuera “válida”.
En medio del juego otro joven, también amigo de los demás, llegaba. El muchacho caminaba con dificultad y muy lentamente. Él no jugaba pues no podía.
Mateo: Hola, Carlos. ¿Qué tal estás?
Carlos: Bien, muchas gracias.
Ellos seguían jugando cuando otro joven, uno que ellos no conocían, llegó a la zona donde estaba el joven con marcha dificultosa.
Joven desconocido: Hola.
Carlos: ¿Hola?
Joven desconocido: Hola a todos. No nos conocemos, mi nombre es Jesús.
Mentira, Jesucristo está hablando ahora mismo con Jesús de Sanabria para hacer que todos convivamos y nos deshagamos de religiones que matan en nombre de unas creencias edulcoradas.
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