sábado, 20 de septiembre de 2014

Jerusalén: Una Tierra de Amor

LlanoParra: Una Tierra de Leyenda
 
Jerusalén: Una Tierra de Amor




Mateo, Marcos, Lucas y Juan, eran 4 jóvenes amigos que vivían en Jerusalén. Todos trabajaban con sus respectivos padres. Mateo estaba aprendiendo el oficio de recaudador de impuestos, Marcos era aprendiz de carpintero, Lucas era pastor y Juan era pescador.

Los 4 amigos solían pasaban las tardes entreteniéndose a un juego que ellos mismos inventaron. Se formaban dos equipos y marcaban una piedra para hacerla “válida”. El juego consistía en que ambos equipos debían acceder al área con la piedra en su poder para hacer un “tanto”. La piedra se marcaba porque los jugadores podían engañar al adversario cogiendo otra piedra que no fuera “válida”.

En medio del juego otro joven, también amigo de los demás, llegaba. El muchacho caminaba con dificultad y muy lentamente. Él no jugaba pues no podía.


Mateo: Hola, Carlos. ¿Qué tal estás?

Carlos: Bien, muchas gracias.


Ellos seguían jugando cuando otro joven, uno que ellos no conocían, llegó a la zona donde estaba el joven con marcha dificultosa.


Joven desconocido: Hola.

Carlos: ¿Hola?

Joven desconocido: Hola a todos. No nos conocemos, mi nombre es Jesús.



miércoles, 17 de septiembre de 2014

Cinéfalos (Las sandalias del pecador)



Un habitante de Jerusalén, famoso por su vida llena de excesos, trabajaba como recaudador de impuestos. Además de ser un hombre dedicado al pecado, carecía de empatía hacia los pagaban los impuestos, con lo que se ganó el odio de toda Jerusalén.

En uno de sus frecuentes encuentros con las rameras de los barrios bajos de Jerusalén, muere por una extraña enfermedad producida por las incesantes relaciones sexuales con todo tipo de fulanas de la ciudad.

El pecador bajó al infierno por su pecaminosa vida. Allí, hizo un trato con Satanás, en el que consistía que su alma inmortal se reencarnaría en las sandalias que el siempre llevaba en su vida mortal.

Ahora, aquel que calce las sandalias marcadas por el diablo, no podrá resistir las ganas de vivir una vida de pecado, con lo que se ganará el odio de sus semejantes y un sitio en el inframundo.